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Valores firmes para el maíz en la Argentina

Valores firmes para el maíz en la Argentina

La semana ratificó el quiebre de tendencia en el mercado de trigo estadounidense, con nuevas bajas por la entrada de la oferta del hemisferio Sur, que resultará mayor a la prevista hasta poco tiempo atrás. Si bien los niveles actuales de precios para el grano fino continúan en puntos históricamente elevados, ahora la oferta parece haber retomado el control por sobre la demanda, por lo que diferir acciones de coberturas parece lo menos recomendable.

Tras un informe mensual del USDA que no trajo variantes, los precios de la soja cerraron casi sin cambios, mientras que para el maíz, los nuevos mandatos de corte finalmente establecidos pusieron las cosas donde el mercado lo imaginaba y despejaron la incertidumbre bajista.

En el nivel local hubo pocos cambios para los precios, pero se destacó el hecho de que las dos principales Bolsas del país elevaron sus cálculos sobre la cosecha de trigo que, de constatarse tras el paso de las máquinas, podría elevar el volumen de las exportaciones y levantar la actual veda en el registro de declaraciones juradas de ventas externas.

El maíz argentino se mantuvo con valores firmes a lo largo de la semana, con propuestas que se mantuvieron en 210 dólares por tonelada para la zona del Gran Rosario y para Necochea, que por acción de la devaluación implicaron un paso de 21.202 a 21.284 pesos por tonelada, en tanto que para Bahía Blanca crecieron de 225 a 230 dólares por tonelada (de 22.716 a 23.311 pesos).

Para el viernes el FAS teórico del maíz fue calculado por Agricultura en $ 21.109, mientras que para el inicio de la semana comercial fue fijado en 21.195 pesos. El valor FOB del maíz en los puertos argentinos pasó de 255 a 258 dólares por tonelada.

Sin cambios se mantuvieron las ofertas por el maíz de la nueva cosecha, para las entregas entre marzo y abril, en 230 dólares por tonelada para Bahía Blanca y para Necochea, y en 200 dólares para el Gran Rosario.

En el Matba Rofex el balance semanal fue positivo para el maíz, con los ajustes de las posiciones enero y abril ganando un 1,65 y un 0,76%, tras crecer de 211,50 a 215 y de 197 a 198,50 dólares por tonelada.

En cuanto a los cultivos, el jueves la BCBA relevó el avance de la siembra de maíz para grano comercial sobre el 39,5% del área prevista, demorada frente al 47% de igual momento de 2020 y al 50,2% promedio de los cinco años precedentes. «La mejora en los niveles de humedad de los perfiles impulsa la siembra de planteos tardíos de maíz en el centro y en el sur del área agrícola nacional. En paralelo, los lotes tempranos transitan el período de definición de rendimiento en las provincias de Santa Fe y de Entre Ríos«, señaló la entidad. Agregó que el 95% de los suelos evidencian una condición hídrica óptima/adecuada, contra el 93% de la semana anterior y el 81% vigente un año atrás.

Como en el caso de la soja, el jueves el USDA tampoco modificó sus perspectivas para la Argentina, con la cosecha y con las exportaciones estables en 54,50 y en 39 millones de toneladas.

Con leves subas concluyó la semana el maíz estadounidense, cuyas posiciones marzo y mayo de Chicago sumaron un 1,03 y un 0,98%, al pasar de 229,91 a 232,27 y de 230,80 a 233,06 dólares por tonelada. La firmeza de la demanda externa y el buen momento de la producción de etanol, que fortalece la demanda interna, contribuyeron con la tónica alcista de las cotizaciones del grano grueso.

El hecho más relevante de la semana para el maíz sucedió el martes, luego del cierre del mercado, cuando, finalmente, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense difundió los nuevos mandatos de corte de combustibles fósiles con biocombustibles. Y si bien lo mandatado por el organismo implicó un ajuste retroactivo a los niveles de 2019, y que desde el sector productor se criticó lo establecido por considerarlo una capitulación de la Administración Biden frente al lobby petrolero, el dato era el previsto por los operadores en función de las elucubraciones que se sucedieron en los meses precedentes. Eso no solo trajo calma al mercado, sino que implicó un marco de previsibilidad hacia 2022.

En detalle, respecto de los 15.000 millones de galones de 2019, legados de la Administración Trump, la Agencia propuso fijar la mezcla con etanol de 2020 en 12.500 millones de galones; para 2021, en 13.300 millones de galones, y para 2022, en 15.000 millones de galones. Las cifras de 2020 y de 2021 guardan relación con lo que efectivamente sucedió en la práctica, por eso fue la lectura medidamente optimista del mercado de maíz. Desde la Asociación de Combustibles Renovables, un grupo de lobby en favor del etanol, se calificó la reducción retroactiva de los objetivos como «sin precedentes e injusta», pero, a la vez, se le dio la bienvenida a la proyección de 2022, como un hecho positivo.

Además, complementó la lectura alcista del mercado el hecho de que la Agencia destacó que rechazará buena parte de los pedidos de exenciones planteados desde refinerías de petróleo para quedar fuera de la obligatoriedad de las mezclas.

Y atado a todo lo antedicho, el miércoles resultó parcialmente positivo el informe semanal de la Administración de Información sobre Energía de Estados Unidos, dado que en él elevó de 1.035.000 a 1.090.000 barriles por día la producción de etanol. No obstante, las existencias del biocombustible aumentaron por tercera semana consecutiva, ahora, de 20.301.000 a 20.464.000 barriles, el volumen más elevado desde fines de agosto último.

El jueves fue positivo el reporte semanal sobre las exportaciones de los Estados Unidos, donde el USDA relevó ventas de maíz por 1.132.500 toneladas, por encima de las 1.020.800 toneladas del informe anterior y dentro del rango previsto por los privados, que fue de 600.000 a 1.400.000 toneladas. Como hecho destacado, otra vez Canadá fue el principal destino de las ventas estadounidenses, con 258.400 toneladas. Por la caída de sus cosechas de cebada, avena y trigo, este vecino al Norte debería importar en la presente campaña 3 millones de toneladas de maíz, casi un 90% más que los 1,58 millones del ciclo 2020/2021, y buena parte de ello tendrá su origen en EE.UU.

Vale destacar que el miércoles el USDA confirmó una nueva venta de maíz a México por 1.844.040 toneladas, volumen que resultó el sexto histórico más elevado para un día, con la salvedad de que 1.089.660 toneladas correspondieron al ciclo 2021/2022 y 754.380 al 2022/2023.

El informe mensual del USDA no aportó noticias influyentes para el mercado, dado que repitió como un calco las cifras proyectadas en noviembre para Estados Unidos. Con la cosecha estable en 382,59 millones de toneladas, el uso total en 313,20 millones –la demanda de la industria del etanol fue mantenida en 133,36 millones de toneladas–, las exportaciones en 63,50 millones y las existencias finales en 37,94 millones, levemente arriba ese último dato de los 37,77 millones previstos por los operadores.

La única novedad estuvo en las cifras de Ucrania, donde el USDA elevó de 38 a 40 millones de toneladas su estimación sobre la cosecha y de 31,50 a 32,50 millones sus ventas externas.

En cuanto a Brasil, en la mañana del jueves la Conab elevó de 116,71 a 117,18 millones de toneladas su estimación sobre la cosecha de maíz, pero mantuvo en 36,68 millones el cálculo sobre las exportaciones. Por la tarde, esas cifras se mantuvieron abajo de los 118 y de los 43 millones de toneladas sostenido por el USDA en su reporte mensual.

En el corto/mediano plazo el mercado seguirá pendiente:

  • De la evolución de las exportaciones y, sobre todo, de los embarques estadounidenses. Ese último ítem evidencia un atraso del 16% respecto de igual momento de 2020, lo que mantiene en el aire la chance de cancelaciones, con todas las miradas apuntando hacia China.
  • De la evolución del clima en Sudamérica, con la primera cosecha brasileña –la Conab espera que aporte 29,07 millones de toneladas desde fines de febrero– comprometida en el Sur por la falta de humedad y con pronósticos de lluvias inferiores a las normales para buena parte de las zonas agrícolas argentinas en los próximos meses que, de concretarse, podrían afectar el volumen recolectado en el tercer proveedor mundial.
  • De la producción semanal de etanol en Estados Unidos, dado que de ello depende que el mercado interno se quede con, al menos, un 35% de la cosecha.
  • De la crisis de los insumos, que al encarecer y al hacer escasear productos clave como los fertilizantes podría afectar el nivel de rindes y, a la vez, restarles estímulo a las siembras.

Buenos Aires, 12 de diciembre de 2021

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