
Con salarios que este año irán quedando relegados de la inflación, familias que ya están sobre financiadas (por los programas Ahora), tarifas de servicios y transportes en alza y los precios de la canasta (como alimentos) que continuarán en aumento, el consumo este año crecerá sólo un 1,7%, lejos de la bonanza del 8,5% que exhibió en 2022, según estimaciones de la consultora ABECEB.
Esa desaceleración se enmarca en dos años que se presentarán muy distintos para la economía de los argentinos: en 2022, el PBI cerrará con un crecimiento del 5,5 por ciento impulsado por un mejor primer semestre con desaceleración de la actividad a partir del segundo; mientras que 2023, arrastra poca inercia y podría terminar en apenas un punto.
El consumo tiene dos factores claves: el poder de compra de los salarios y las opciones de financiamiento. En ese marco, el salario real en 2022 no perdió lo esperado contra la inflación debido a la apertura de paritarias y negociaciones permanentes. Cierra el año en -0,4% para trabajadores registrados privados, lo que explica en parte el sostenimiento del consumo masivo y de bienes semi durables.
Por su parte, la extensión de los Ahora 12, 18, 30 y todas sus variantes, incentivaron el consumo de electrodomésticos y electrónica de consumo como resguardo de valor, pero, sobre todo, como una alternativa para colocar los pesos excedentes ante un escenario con distorsión de precios relativos y alta inflación.
Por eso, 2022 cerró con balance positivo, impulsado por un mayor consumo en el primer semestre del año con signos de desaceleración que comenzaron a registrarse a partir de julio.
¿Cuál es el balance 2022 y las proyecciones 2023?
Las ventas en supermercados se incrementaron solo un 1% en términos reales respecto a 2021, presionadas por el menor poder adquisitivo de los consumidores que llevó a que más familias reacomodaran hábitos de consumo y recortaran gastos, optando por segundas marcas y organizando las compras mensuales para ganarle unos pesos a la inflación.
Más del 50% de la población disminuyó las compras de bienes básicos del rubro alimentos y bebidas, que cerraría el año con una producción cercana al 4,1%.
Para 2023 se espera una desaceleración en la producción general dentro del sector en 3,9%. El consumo estará supeditado a la evolución del salario real y en alguna medida a la continuidad de los Programas (como Precios Justos) que pisen los precios de la canasta básica.
Buenos Aires, 13 de enero de 2022