Cuando se analiza cuál es el valor y la imagen de la leche frente al consumidor y la sociedad, el mundo está partido en dos mitades. Una de ellas está representada por aquellas sociedades de los países más desarrollados e industriales, que colmada sus necesidades básicas, pondera con un ojo muy crítico y sensible, el impacto de la producción de leche en el medio ambiente.
Es aquella parte de la humanidad que en sus estratos más fundamentalistas, cuestiona los históricos aportes de la leche a la nutrición, que asegura que la actividad contamina más de lo que beneficia, que no sólo acusa a los tamberos de maltratar a los animales sino que hasta afirma que es una actividad “inmoral” por sus prácticas casi de “lesa humanidad”, al separar madres (vacas) de hijos (terneros), conectarlos a aparatos de tortura como las ordeñadoras o inclusive “violar” a las vacas al inseminarlas artificialmente.
Son los veganos, los ambientalistas, los movimientos anti leche, etc. que cuentan cada vez más con más prensa y visibilidad. En porcentaje no son muchos pero sí están marcando la agenda mediática e influyendo en acciones en los gobiernos.
Pero existe, otra parte de la humanidad que cuenta con otros valores para mensurar la lechería. Países y comunidades con lazos milenarios con la vaca lechera que hoy reafirman el papel clave de la actividad no sólo como parte fundamental de su dieta sino por la oportunidad que genera en el desarrollo económico de las comunidades.
Países cuya mirada es la seguridad alimentaria, la lucha contra el hambre, la disminución de la pobreza y la agenda educativa entre sus objetivos centrales. Comunidades que defienden su alianza histórica con la vaca y redoblan la apuesta por la lechería. Sin duda, la cumbre lechera de la Federación Internacional de Lechería (FIL) o el IDF por sus siglas en inglés realizada en la mítica Estambul del 23 al 26 de septiembre, sirvió de marco para apreciar esta postura que provino fundamentalmente de países de Asia y África.
Con el lema de “La Leche es la Vida”, el encuentro de la FIL expuso el papel central que tiene la leche en un mundo que demanda más sustentabilidad en las cadenas láctea pero también, prosperidad para millones que ven a la vaca como su única oportunidad de alcanzar una vida mejor.
“La leches es economía, es un negocio lácteo sostenible tanto a nivel agrícola como industrial que puede crear diferentes espacios comerciales comprometidos. Más de 1.000 millones de personas viven en granjas lecheras, y cuando consideramos todos los componentes de la cadena de valor de la leche y otros grupos ocupacionales profesionales relacionados con nuestra industria, es un hecho que la leche crea valor”, afirmó el ministro de Agricultura de Turquía en la inauguración de la cumbre.
Más de mil personas entre funcionarios, investigadores, industriales, productores de todo el mundo pudieron debatir a lo largo de tres días, una agenda como nunca en estos encuentros anuales, cargada de política. Recordemos que la FIL reúne a 46 países de Europa (24), Asia (7), América (7), Africa (3), Medio Oriente (3) y Oceanía (2).
¿Es posible desconectar los humanos de la vaca? El Dr. Paul Kindstedt, investigador de la Universidad de Vermont inició su ponencia recordando que los seres humanos vienen bebiendo leche desde hace diez mil años. “Existen pinturas antiguas egipcias del período 2.300 años antes de Cristo de mujeres ordeñando vacas que demuestran este pacto entre la vaca y el hombre.”
Para el investigador americano es preocupante, el imperativo moral que hoy utilizan las organizaciones anti leche. “Vivimos una época donde la gente insulta y ataca a la leche desde la ética sin entender cuál es la verdadera agenda de la nutrición a nivel mundial. Mi preocupación es cómo se pretende alimentar al mundo en el futuro si se pierde la confianza de la nueva generación”, reflexiona Kindstedt. “Tenemos que trabajar sobre plataformas de comunicación que utilizan los jóvenes como es TED. Los jóvenes saben todo de TED. La nueva generación necesita entender y qué mejor que contarle por ejemplo la historia de los quesos a través de TED”.
Foto: Jane Fonda , la icónica actriz estadounidense es también una activista y gurú del ejercicio veganos con sus más de 80 años cumplidos.
Extracto de la nota publicada en última revista Infortambo, que acompañó la firma de Alejandro Sammartino,Director Nacional de Lechería.
Buenos Aires, 7 de noviembre de 2019