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Diego Baudrix: “Me volvió la alegría de ir al tambo”

Instaló seis robots para 400 vacas para su tambo pastoril de Tandil con riego por pivot. Los pormenores de la implementación y las ventajas de trabajar con menos stress.

Diego Baudrix: “Me volvió la alegría de ir al tambo”

Diego Baudrix es de los productores que para no entrar en groserías desde temprano diríamos que es de «asentaderas inquietas”. Confirmado por la gente y asesores que trabajan con él, Diego no se puede sujetar mucho tiempo quieto. Casi siempre esta con algo nuevo.

Las aproximadamente mil hectáreas del establecimiento de El Rancho de las cuales la mitad se destina a agricultura y la otra mitad al tambo son su lugar de experimentación. Fue de los pioneros de la siembra directa en la zona y en una infinidad de pequeños adelantos en la actividad lechera. Nota publicada en la última edición de la revista Infortambo.

Sin embargo, cuando llegó a ordeñar 740 vacas en una instalación de 16 bajadas allá por mediados del dos mil y se dio cuenta que el sistema se le estaba desbordando, fue cuando comenzó una verdadera revolución de grandes cambios. De esos que marcan un antes y un después. Para ese entonces el movimiento y las dificultades del manejo diario de empleados y ordeñadores, que algunos iban y venían de Balcarce, y problemas de fertilidad en las vacas Holstein prendieron las alarmas.

“Diego decidió entonces cambiar de raza por una más rústica y adaptada al sistema pastoril. En eso nunca le aflojó. El siempre creyó que su campo iba a ser mucho más rentable produciendo kilos de solido por hectárea que haciendo soja o maíz. Así es como llegaron las Montbeliard en el 2009 después de verlas en tambos de Chile. No contento con esto viajamos a Francia en 2011 y fue allí donde no topamos por primera vez con el robot de Lely y la verdad es que nos quedamos obnubilados. No nos olvidamos de las Montbeliard pero nuestro foco cambió hacia la automatización del ordeñe”, recuerda el Dr Pablo Bergonzelli que asesora a Baudrix desde hace 25 años.

La inversión en robots que realizaron en El Rancho se calcula en 2500 dólares por vaca entre instalación y las unidades robóticas. El análisis que se realiza es que el retorno de la inversión es menor a los 5 años. El repago de la inversión viene por los distintos beneficios que se logran como la mayor longevidad, la mayor producción y el menor costo de mano de obra. Como los robots se estima que duran más de veinte años probablemente en el futuro se genere un mercado de robots de segunda mano. Los que quieran cambiar de tecnología podrán pasarla a otros productores.

La inversión millonaria no pareció nunca amedentrar a Diego Baudrix. Desde un comienzo afirmó que si tenía que vender 100 hectáreas de campo para adquirir esta tecnología no iba a dudar en venderlas. Por supuesto estaba dispuesto a defenderlas pero no a costa de no lograr su objetivo. Como se puede observar, además de inquieto, Baudrix no duda en tomar riesgos.

Cambio la actitud de producir

“Gracias a este sistema robotizado me volvió la alegría de ir al tambo”, explicó Diego Baudrix.

Le preguntamos: ¿Qué significa esta vuelta de la alegría?

«Simple, desapareció el stress, las corridas, los horarios de madrugada». Ver las vacas tranquilas, que comen sin competencia, duermen, descansan y se ordeñan cuando quieren, circulando entre la pastura y los robots, me da un gran placer. Un productor lechero francés me dió una definición muy acertada acerca del comportamiento de las vacas en este sistema: “Esto es un baile, nadie las conduce”. Tenemos más productividad y eficiencia que antes por la simple razón que todo descansa en lo que haga la vaca. Lo cierto es que ahora pensamos mucho más que antes. Estábamos todos los días corriendo, con mucho stress, problemas de suplencias, de personal.

La nota completa podés leerla en la última edición de Infortambo.

Buenos Aires, 20 de noviembre de 2019

 

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