En Brasil, la cadena láctea exhibe una marca precupación por el incremento que registra la importación de leche. Motivado por la «falta de estímulo a la producción nacional, con el riesgo de encogimiento de la cadena productiva y desabastecimiento», según refirió un informe de la OCLA, quien refirió datos aportados por el portal MilkPoint.
«La alerta es de la Asociación Brasileña de Productores de Leche (Abraleite), que informa que, durante el año, las importaciones de leche se triplicaron, impactando directamente en la definición del precio al productor», se indicó.
“Solo en mayo, las importaciones pasaron de un nivel histórico del 3% al 10% del consumo de leche en Brasil”, dice Geraldo Borges, presidente de Abraleite. En 2022, el consumo interno alcanzó los 34 mil millones de litros, volumen que incluye también la leche para la elaboración de derivados.
Datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio (Mdic), difundidos por la plataforma oficial Comex Stat, muestran que las importaciones de leche en polvo, nata y derivados lácteos de los países socios de Brasil en el Mercosur (Argentina y Uruguay) batieron récord entre enero y mayo de este año. En estos primeros cinco meses, el país importó el equivalente a US$ 350,5 millones, casi un 293% más respecto al mismo período de 2022. Argentina es el mayor proveedor de estos productos (56%), seguido de Uruguay (34%). que, por sí sola, envió alrededor de un 498% más a Brasil en el mismo período.
“En este contexto, el fuerte aumento de las importaciones conduce a un aumento artificial de la disponibilidad de leche y derivados, sin perspectivas concretas de aumento del consumo”, dice Borges. Para él, la situación actual agrava el escenario de incertidumbres para la reanudación del crecimiento y la competitividad de la ganadería lechera brasileña.
“Mientras la producción brasileña decrece en volumen de leche, la salida de los productores de la actividad aumenta”, destaca. Cifras de la entidad señalan que la producción de leche cayó 1,3% en el primer semestre de este año respecto a igual período de 2022, aunque proyecciones preliminares señalan un crecimiento de 1,5% para el acumulado de 2023.
“Una buena recuperación tendrá que ocurrir este semestre. Pero esto solo será posible con una reducción de los costos de producción de los principales insumos utilizados en la producción de leche y con una reducción de los precios, exigiendo a las fincas mayor producción y productividad”, dice Borges. Él espera que las importaciones retrocedan a alrededor del 5% del consumo total.
Un estudio reciente sobre el sector, realizado por la consultora Alvarez & Marsal (A&M), corrobora parcialmente esta preocupación. La encuesta, con el objetivo de delinear las principales tendencias y desafíos de la industria láctea, apunta a la creciente necesidad de asistencia en la consolidación de jugadores en este mercado tradicionalmente fragmentado y en constante maduración.
Según Maurício Pela, director del área de transformación empresarial de A&M, Brasil no es reconocido como exportador de referencia de productos lácteos y, aunque sus importaciones son puntuales y menores al 6% del consumo, el país tiene balanza comercial negativa en el área.
“El sector es de importancia estratégica para el país, empleando cerca de 4 millones de personas, con 1 millón de unidades productivas. La producción total de leche en el tiempo es constante y similar a la tasa de crecimiento de la población [promedio anual de 0,5%]”, dice Pela. Recuerda que el consumo per cápita de los brasileños es de 149 kg/año, cantidad menor si se compara con economías desarrolladas (G-7 por encima de 200 kg/año) y algunos vecinos (Uruguay con 211 kg/año y Argentina con 195 kg/año). año).
Según él, debido a la fuerte correlación entre la renta y el consumo per cápita, la tendencia alcista de la producción se detuvo en 2014/2015 y se ha estancado desde entonces, cayendo en 2022. “Es probable que, en 2023, se recupere el territorio perdido el año pasado, pero se mantienen en línea con el promedio total de la producción reciente”, dice. By recuerda que la producción de leche en Brasil es de 36 mil millones de litros por año, con un valor de mercado de US$ 20 mil millones (dólar a R$ 4,85), siendo el tercer mayor productor del mundo.
“Las razones de la caída de la producción de leche se deben al desánimo del sector productivo por los altos costos de producción, la volatilidad de los precios, el menor consumo de lácteos y la competencia con otras actividades agroindustriales, como granos y ganado vacuno”, explica Borges. Para él, este escenario empeoró en 2022, cuando la producción cayó cerca de un 5%. Este año, sin embargo, la agroindustria ya está mostrando una caída de los precios en los mercados nacionales e internacionales, lo que provoca una reestructuración de los costos de producción para adaptarse a los nuevos mercados y precios.
Borges dice que los costos han estado variando entre R$ 1,75 y R$ 2,20 por litro (unos 42 centavos de dólar/litro), nivel inferior al observado en 2022 (entre R$ 2 y R$ 2,75). Datos del ICP de Embrapa, que mide la variación del costo de producción de leche en Brasil, acumula caída del 5,8% en los últimos 12 meses, y los principales responsables de esa caída son los concentrados/raciones (-15,9% de enero a junio). Y, a pesar del escenario un tanto desfavorable en este momento, los productores de leche creen en una recuperación.
Buenos Aires, 6 de agosto de 2023