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En Europa, se afronta un sostenido debate sobre la nueva política agraria común para la ganadería

Por Javier Vence

En Europa, se afronta un sostenido debate sobre la nueva política agraria común para la ganadería

En tiempos de pandemia, Europa no se queda quieta. Allí continúa el debate entre los países de la Unión Europea de cómo definir el esquema de subsidios para beneficiar de la mejor manera a las explotaciones agrícolas y ganaderas, en especial para las más pequeñas.

La discusión por una Política Agraria Común (PAC) es vital y tiene lugar en este preciso momento en el Viejo Continente. Nadie quiere quedar a fuera. Esta semana dicho debate cobra intensidad en el Parlamento que tiene como epicentro Bruselas, también en la Comisión de Agricultura y en el Consejo Europeo. Se buscan unificar lo que debe ser los porcentajes que tendrán las ayudas para los productores, en especial para lo que es el primer ítem del listado: las llamados «Ecoesquemas» de producción a campo.

Cada región productiva o histórica en Europa enviará a sus representantes con el objetivo de que presenten ante legisladores y autoridades europeas sus consignas y propuestas. Todos buscarán que prime una definición para lo que consideran las «pequeñas explotaciones» ganaderas, pecuarias y agrícolas.

Todos los que concurren a Bruselas, saben que hablen en el idioma que hablen deberán tener en cuenta, que el trámite ante las autoridades europeas deben encararse con paciencia y animosidad al diálogo, de lo contrario, nada podrá lograrse, ya que hay muchos frentes abiertos e intereses que deben cerrarse y unificarse.

Así hasta mediados de junio próximo las negociaciones por las Nuevas PAC van a pisar el acelerador.

En el norte de España, se presenta una figura de explotación ganadera que no incomoda a otros países europeos, principalmente a los que se saben tienen mayor peso en la definición de las políticas, llámese Alemania, Francia o Italia, entre otros tantos, donde se tiene bien en cuenta que el desarrollo en su campo pasa por favorecer en lo posible y de la mejor manera a sus pequeños productores. Esos que viven e invierten desde el ámbito rural.

El modelo de producción pecuaria, en especial del ganado bovino, que se registra en el norte de España conecta muy bien con la línea de producción ganadera que pregona mayoritariamente los países de Europa.

En el caso de los tambos productores de leche en España: estos se podrían dividir en cuatro categorías. Está la mas pequeña y que cuenta con un rodeo promedio de 18 vacas lecheras. No hay que extrañarse de este número. Dicha producción concentra por ejemplo el 20% de la producción de leche de una comunidad autónoma como es Galicia. Donde las vacas, históricamente, sean de la raza que sean, aún hoy, cobran una imagen cuasi mítica.

Las explotaciones más grandes, pueden rondar un rodeo de 170 vacas en producción. Tampoco debe ser extraño, en especial para los estándares del Viejo Continente, que dicho arquetipo de producción de leche hoy represente el 35% de los tambos gallegos.

Allí reina aún conceptos familiares para la producción láctea, donde los ganaderos jóvenes reciben los tambos de sus padres y abuelos. Estos asumen -tal como indican los conocedores de la actividad- una conducta empresaria muy profesional, con el objetivo de poner en valor su trabajo diario en favor de aportar calidad a los alimentos que obtienen. Sabiendo también que la gestión de apuntar a al mantenimiento del suelo y el ambiente, junto a la promoción de la biodiversidad agrícola, rinde a la hora de obtener un beneficio no solo de las autoridades en Bruselas sino también de los consumidores en las góndolas de media Europa.

Buenos Aires, 27 de mayo de 2021

 

 

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