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Prevén lluvias menores a las normales durante los próximos meses

Prevén lluvias menores a las normales durante los próximos meses

Los especialistas en clima prevén que las lluvias sean entre un 40 y 60% menores a los registros que normalmente se registran por esta época. Esto tiene que ver con el impacto que tendría una Niña calificada como débil, perspectiva que se atenuará a mediados del verano.

El especialista en clima, Carlos Di Bella, profesor de FAUBA e investigador independiente del CONICET, comentó en una nota publicada por el portal de La Nación, que en septiembre es el momento del año en que los pronósticos climáticos se tornan una herramienta muy importante para la toma de decisiones dentro del sector agropecuario argentino.

Desde el lote hasta el nivel ministerial, pasando por bolsas de comercio, empresas productoras o acopiadoras, todos quieren saber qué va a pasar con el clima en la primavera y, particularmente, durante el momento crítico del verano. ¡Y no es para menos!

Si tomamos los últimos 100 años de datos de lluvia para la región pampeana y descomponemos su variabilidad, lo que encontramos, en términos generales, es que más del 75% de esa variabilidad se explica por lo que sucede año tras año. No parece haber una tendencia significativa de cambio en los valores medios históricos, pero ya sea por debajo o por encima de esa media, esta variabilidad es cada vez es mayor. Estos extremos interanuales, un año muy húmedo y el siguiente muy seco, serán una constante en el futuro de la agricultura que nos tocará vivir a todos nosotros.

La variabilidad interanual de las lluvias va a ser enorme y, antes que hablar de promedios, es preferible dimensionar anomalías o probabilidades de ocurrencia con respecto a un valor de referencia.

En su informe semanal del 9 de septiembre pasado, el Centro de Predicciones Climáticas (NCEP, NOAA) de Estados Unidos, alertó acerca de la situación actual de transición del ENSO (El Niño/Oscilación Sur) de neutral a Niña en los próximos meses. Según los distintos modelos de pronóstico, las probabilidades de ocurrencia de la Niña se situarían entre un 70 y 80% durante el próximo verano, con una intensidad entre débil y moderada. Esta situación es también confirmada por otros centros de pronóstico (por ejemplo, el International Research Institute for Climate and Society, IRI, de la Universidad de Columbia, EE.UU.).

En este punto es importante destacar que en la región pampeana las teleconexiones entre el ENSO y las lluvias durante los próximos seis meses presentan una correlación máxima del 50%, lo que pone en evidencia que el efecto de el Niño no es el único determinante de lo que ocurre con las precipitaciones en nuestras latitudes.

Si extendemos estos pronósticos estacionales a la región pampeana para los próximos seis meses se puede deducir que la mayor parte de los modelos predice lluvias por debajo de los valores normales, con una probabilidad de ocurrencia de entre el 40 y el 60%, perspectivas que irían disminuyendo hacia mediados del verano. Además, los modelos coinciden en pronosticar, para los próximos seis meses temperaturas medias por encima de lo normal, con una probabilidad que oscila entre el 40 y el 50% de ocurrencia. Al igual que en el caso de las lluvias, las probabilidades disminuyen hacia fines de la primavera e inicios del verano.

En cuanto a la distribución espacial de las lluvias y a las temperaturas medias, los modelos confluyen en predecir medias por debajo de lo normal para la próxima primavera e inicios del verano, aunque las probabilidades disminuyen hacia el final de este período.

A modo de conclusión, y centrándonos en la próxima campaña de maíz tardío, los modelos predicen una condición de Niña débil, con mayores probabilidades de ocurrencia de lluvias por debajo de lo normal y temperaturas medias más altas que la media, sobre todo en primavera e inicios del verano. Una situación que podría ir debilitándose hacia enero y febrero del próximo año.

Diversificación

Una frase muy común que se escucha en el medio agropecuario postula que “la fina se hace con el suelo y la gruesa con el cielo”, en relación con los cultivos de invierno y verano y con sus requerimientos de agua. Se sabe que la producción de los cultivos de verano, por su alta demanda atmosférica y por las grandes necesidades de agua para una producción óptima, requieren de una importante provisión de este recurso durante el período crítico (inicios del año en la mayoría de los casos).

Teniendo en cuenta esto último, y considerando las bajas reservas hídricas en muchos de los perfiles de suelo y los pronósticos de lluvias por debajo de los niveles normales en vastas áreas de la región pampeana, no estaría nada mal considerar la diversificación de cultivos y de las diferentes fechas de siembra de los cultivos. De esta manera nos estaríamos adaptando a la gran variabilidad climática de las lluvias y minimizando, en parte, el riesgo productivo vinculado con uno de los factores más importantes que no podemos controlar: el clima.

Buenos Aires, 27 de setiembre de 2021

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