En los establecimientos pecuarios de Argentina, en especial en los tambos, se emplea como alimento en los rodeos «menos de cinco toneladas de pastura y verdeo por año, lo que nos genera algo de ruido», aseguró José Jáuregui, de Gentos, durante la charla de capacitación sobre el empleo del pasto como recurso en la ganadería lechera.
El encuentro online, organizado por la empresa Mastellone, con libre acceso, también participó otro especialista en pasturas como Mariano Oyarzábal, quien consideró que si bien «el pasto es el recurso pastoril más barato, se debe establecer un balance, para conocer cuánto forraje produce un campo».
Entre los participantes online estuvo Néstor Castro, responsable de ‘Plan Más Leche’ de Mastellone, quien aseguró que el objetivo de la propuesta “es darle sustentabilidad del sistema lácteo y, fundamentalmente, a través de la continuidad en el negocio: allí se puede contar con herramientas para que los tambos continúen con su producción y las empresas con el procesamiento de la leche: todo esto con una proyección de futuro a través de aprovechar al máximo las propuestas tecnológicas y hacer de la lechería una actividad rentable”.
En diálogo con Infortambo, Castro aseguró que en la primera charla propuesta dentro del ‘Plan Más Leche’, de la que participaron productores remitentes, y asesores técnicos de tambos y hasta estudiantes, “se apuntó a cómo utilizar de un modo eficiente el pasto como alimento de las vacas lecheras, ya que este es un componente importantísimo en su dieta y también uno de los alimentos más accesibles con que cuentan hoy los establecimientos pecuarios en la Argentina”.
“Sabemos –reconoció el directivo de Mastellone– que la alimentación tiene un peso superlativo en el esquema de costos de un tambo, y allí la propuesta de la charla de hoy, con el título de ‘Trabajando en resiliencia: el pasto como recurso’, plantea cuáles son las formas más eficientes para utilizar los recursos de los que disponen los productores en los tambos”.
Las próximas dos charlas de capacitación para productores remitentes, ingenieros agrónomos y veterinarios que asesoran tambos, serán el miércoles 19 de agosto se ofrecerá una charla sobre «El manejo del agua, pilar de la producción lechera», y el 26 de agosto se disertará sobre «El cambio climático impacta en nuestro rodeo».
De acuerdo a lo dispuesto por los organizadores, la jornada contó con ponencias, de cuarenta minutos cada una, con tiempo extra -sobre el final- para responder algunas preguntas del público virtual.
Charla 12 de agosto: «el pasto como recurso»
José Jáuregui, de Gentos, explicó que el promedio de consumo de pasturas y verdeos ronda en la producción lechera local un volumen de «menos de cinco toneladas (por hectárea) por año».
La cifra resulta menor a sistemas pastoriles como proponen países como Nueva Zelanda o Irlanda. Solo en la isla del sur neocelandés, un número de cuarenta tambos, consumen cerca trece toneladas de pasto por hectárea. «En Nueva Zelanda, en 1990, ya se comía el doble de pasto que hoy se comen los vacunos lecheros en la Argentina. Aunque con un sistema productivo diferente, y también con vacas y objetivos diferentes, hoy Nueva Zelanda, triplica el consumo de pasto que tiene la Argentina», explicó Jáuregui.
Tras evaluar la inversión pasturas en el ámbito local, el especialista indicó además que en Irlanda, la producción lechera evaluada sobre un universo de 257 tambos, durante un período de ocho años, se comprobó el consumo de unas ocho toneladas de materia seca al año, en un sistema productivo que crece a razón de 200 kilos anuales en consumo.
Al evaluar la relación Pasto-Costos de Producción de Leche, Jáuregui señaló que en el 2020, la dieta promedio en los tambos locales, alcanzaba a un 29% de concentrados, conformado por granos o alimento balanceado, 25% de silaje de maíz, sorgo o pasturas, y un 46% conformado por forrajes, verdeos, pasturas y henos.
«El forraje en pie, como diferimiento en heno, es el componente más importante de la dieta en los tambos promedios», explicó el especialista de Gentos, que recordó que «la pastura incrementa el carbono en el suelo».
Mariano Oyarzábal, del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART) de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, manifestó que «el pasto es el recurso pastorial más barato, y se debe establecer un balance: y conocer cuánto forraje produce un campo. También hay que medir la tasa de productividad. Con el objetivo de conocer la tasa de riesgo ganadero. Algo que se puede hacer hoy a través del satélite, y cuantificar en tiempo real, el riesgo ganadero».
«Se pueden hacer cada cinco hectáreas o en un décimo de hectárea, hoy se puede medir, para conocer la frecuencia de cote y el sistema de pastoreo a emplear. Estos conceptos influyen sobre la tasa de crecimiento. No se debe desligar de este sistema de pastoreo. A través del Indice Verde, se puede retrasar su inicio, y allí la curva que se obtenga permite evaluar cómo utilizar las pasturas», dijo Oyarzábal respecto del empleo de nuevas técnicas satelitales para cumplir con la obtención de datos.
Buenos Aires, 12 de agosto de 2020