En el portal italiano CLAL se plantea uno de los grandes desafíos que hoy enfrenta la ganadería: ¿Producir?, si claro, pero ello también hay que sumarle la comunicación al consumidor de cómo y bajo que condiciones se obtiene la leche, y también los resultados alcanzados.
Por ello, resulta interesante constatar el artículo planteado por este sitio italiano especializado en la tematica láctea, a través del artículo que lleva por título: «Vacas, leche y metano: ¿cuál es el problema?», donde además se releva los datos referidos por hoards.com
Aquí la nota completa para disfrutarla, claro en italiano…
Se da cuenta allí que el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el orden mundial se produce por los rumiantes, e incluso superarían las emisiones causadas por el transporte.
«El ganado libera metano a través de los microorganismos que participan en el proceso de digestión , así como el óxido nitroso a través de la descomposición del estiércol. En particular, se calcula que, en promedio, una vaca libera de 200 a 300 litros de metano en un día . Por lo tanto, de manera precipitada, también se podría concluir que la producción de leche es un problema para el medio ambiente», se expresó.
Sin embargo –refirió CLAL-, si evaluamos datos en detalle, la perspectiva cambia. Por ejemplo Estados Unidos : en 1950 contaba con 22 millones de vacas, y un a producción de leche que promediaba anualmente los 2.200 litros por animal. Hoy el rodeo trepó a 9 millones de vacas lecheras, que generan casi 9.800 litros/año por cabeza. Esto equivale a un 79% más de producción con un 59% menos de vacas: significa más eficiencia en el procesamiento de alimentos, y menor pérdida de pérdida de metano en la atmósfera.
Ni hablar de la selección genética, donde existen perspectivas considerables que ofrece la «genómica». Esto es el resultado de mejores condiciones de salud y de bienestar animal. Otro factor a tener en cuenta es el uso de nuevas tecnologías para manejar la actividad agrícola y láctea, como el empleo de digestores.
Por eso, frente a los que señalan con el dedo a las crías de nuestras lecheras por el impacto que pudieran tener sobre el cambio climático, allí hay que contarles del «progreso de la producción lechera para reducir el impacto ambiental«.
«Este camino debe continuarse y mejorarse, con el objetivo constante de producir más y mejor, es decir, con menos pérdidas», se refirió.
Buenos Aires, 7 de febrero de 2020